Esta semana ha habido una importante polémica en torno a las declaraciones de Mónica de Oriol, Presidenta del Círculo de Empresarios, en las que hacía referencia a una posible discriminación a la hora de contratar mujeres en una edad con una alta probabilidad de quedarse embarazadas.

 

Sinceramente, en el año 2.014 es triste que ésta sea la visión que tienen algunos directivos dentro de empresas españolas. Evidentemente, en algunos roles el perjuicio sufrido por las empresas y las organizaciones es muy alto. Sin embargo, la solución no debe plantearse a la hora de establecer criterios discriminatorios en la selección sino muy al contrario, en buscar factores que favorezcan la conciliación laboral.

En el momento actual podríamos decir que nos encontramos la “tormenta perfecta” de la transformación de la forma de trabajar y, por lo tanto, en el epicentro de la definición del workplace del futuro. Cuando aun no hemos salido de la mayor crisis económica de la historia moderna en nuestro país, nos hemos dado cuenta de que las reglas del juego han cambiado: con objeto de estar cerca del cliente hay una marcada tendencia hacia la movilidad, afectada por presiones internas consecuencia de la consumerización, un nuevo entorno de comunicación liderado por medios on line y, cada vez, una mayor importancia de los programas de Responsabilidad Social Corporativa (RSC). A estos factores hay que añadir la incorporación de la Generación Y al mundo la laboral; la llamada generación del milenio está acelerando de forma exponencial la velocidad de la transformación del workplace y, en caso de que su organización no esté preparada para sus necesidades, ellos mismos toman su iniciativa para satisfacer su necesidad.

Así pues, todos los elementos anteriormente citados forman parte de la “tormenta perfecta” previamente nombrada. Hacen que nada se entienda de la misma manera que antes de la llegada de los mismos, ya que implica un cambio radical en las prioridades a la hora de definir el workplace del futuro.

Quizás el reto más importante dentro de este nuevo workplace del futuro sea precisamente la conciliación laboral. Para ello es necesario dotar de las capacidades necesarias a la organización para que pueda implementar técnicas de workshifting de teletrabajo flexibilidad en el horario laboral.Esto incluye libertad y flexibilidad en el uso de dispositivos, por supuesto, en un entorno de seguridad; soluciones de “follow me data” para tener la información disponible en cualquier momento y en cualquier dispositivo; y securización de las soluciones de movilidad tanto para los dispositivos como para los aplicaciones.

Precisamente estos puntos son algunos de los partícipes del concepto del Mobile Workspace como base de transformación de la forma de trabajar en las empresas. El trabajo no es un lugar. Bajo esta premisa. Tenemos que empezar a definir qué necesidades tiene cada perfil de trabajadores, ya que mientras en los equipos de comerciales la movilidad suele ser un requerimiento, en los equipos de call center compartir el puesto de trabajo o el teletrabajo en otras áreas vinculadas a los departamentos de desarrollo o ingeniería supone premiar más el trabajo colaborativo y el acceso a la información compartida para la ejecución de los proyectos.

Sólo aquellos que sepan adaptarse a esta nueva definición del puesto de trabajo serán capaces de mejorar su productividad, atraer talento y ser los líderes del futuro. Podemos decidir cómo competir y cómo liderar las organizaciones, elegir a los mejores para el equipo y su trabajo y facilitar los medios adecuados para extraer todo su potencial en beneficio de las empresas y, por qué no, también de la sociedad, o preferir poner barreras a la esencia del éxito y proponer medidas discriminatorias y limitativas que únicamente limitan el desarrollo de las organizaciones a cambio de un ficticio control.

Santiago Campuzano, country manager de Citrix España.

 

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Actualizado (Viernes, 10 de Octubre de 2014 10:50)